Magia

Hablemos de magia.

La más popular, una de las más icónicas en pop culture.

“¡Avada Kedavra!”

Así aparece en el texto de cada uno de los libros de Harry Potter, y hay un personaje que se salva de su terrible consecuencia.

¿Cómo?

Magia.

La palabra proviene del griego μαγεία (mageia) y lleva implícita la idea de poder. Este poder, según el diccionario de la Real Academia, estaría relacionado con el producir “resultados contrarios a las leyes naturales”.

 

Tensiones Humanas: Entre la Necesidad y el Abuso de lo Inalcanzable

El ser humano siempre la ha necesitado, siempre ha abusado de ella. Si Mahoma no puede ir a la montaña, entonces será ella la que se desplace, aunque eso sea imposible. O quizá la montaña no valía la pena, o no era lo suficientemente alta para Mahoma (por dios, ¡es un profeta!), o en realidad quién quiere montañas hoy en día, ¡o parecía una montaña, pero en realidad es todo un vil engaño y resulta que es una cordillera entera!

La crueldad aleatoria del mundo real se hace insoportable; la solución es siempre mágica, sea magia oscura o luminosa. 

Y es aquí donde tenemos la posibilidad de elegir. 

La magia oscura es la disociación, la angustia, el intento desesperado de vinculación y lealtad a un sistema que nos daña. “Papá me quiere, seguro”: da igual que no me lo demuestre, que me maltrate, que me abandone. 

Transformando la Realidad: La Magia Luminosa de la Autorreflexión

Antes tratamos de cambiar la realidad que los esquemas que hemos aprendido para explicárnosla.  

Pero hay otra opción, otra manera; más compleja, más difícil, más sana. 

Podemos sublimar, podemos espolvorear polvos de hadas, podemos decorar nuestra realidad. La magia luminosa se basa en ir traduciendo y desenredando nuestras experiencias, elaborando una narrativa real e integradora, y por último, elaborando los duelos. 

Supone aceptar la responsabilidad de tu existencia, porque el único sentido que tiene es el que le des tú. Supone aceptar la mortalidad, la soledad, la completa libertad de elección respecto a cómo te cuentas a ti mismo cada cosa que te pasa. 

¿El mejor ejemplo de magia luminosa? El amor. 

Sonará a cliché, pero eso díselo a Erich Fromm y su “El arte de amar”. 

El amor activo, el que da sin esperar recibir, es la solución al problema de la existencia humana, y es el catalizador de toda bondad y esperanza. Dar lleva implícita la capacidad, la potencia, el poder.

El amor salva a Harry del hechizo de Voldemort; el amor de su madre. Un amor volcado como una cascada que no espera absolutamente nada, pues ella, por desgracia, no se salva de morir. 

Pero es que el truco para vencer a la muerte no supone evitarla. 

Supone haber aprendido a amar, haber vivido una vida plena, haber sido capaz de dar. 

Así, cuando la muerte llegue, te ofrecerá su mano como a un igual, y tú te irás con una sonrisa. 

Elige magia luminosa; elige explorarte, compartirte, narrarte, crecer, dar y amar. 

La esperanza y la victoria sobre la muerte vendrán solas.

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