Miles de turistas aún piden ganar la lotería o enamorarse en las fuentes romanas.
El mundo está lleno de fuentes y estanques repletos de monedas.
Desde las primeras civilizaciones, el agua ha sido el componente fundamental para la supervivencia y el crecimiento humano: Los ríos eran la única fuente de agua dulce y limpia de la que disponíamos, y por ello los venerábamos.
En épocas pasadas, las monedas que intercambiábamos estaban hechas de cobre, un metal que necesita nuestro cuerpo para mantenerse sano. Arrojado al río, el cobre se disolvía lentamente, y los que bebieran de esa agua ingerían el suficiente para tener buena salud.
El cobre también reaccionaba con elementos como el cloro y mantenía la suciedad en el fondo del río, permitiendo que el agua limpia fluyera libremente en la superficie.
Todo esto, miles de años después, se ha convertido en
“si echo una moneda a la fontana de Trevi se cumplirán mis deseos”.
Vemos que las tradiciones evolucionan con nosotros, se adaptan y se moldean
Y nuestras maneras de hacer pueden cambiar también; siempre hay alternativas. Hoy, las nuevas tecnologías nos permiten salvar la distancia física entre personas, como paciente y terapeuta.
Cuando la distancia física o las limitaciones físicas o emocionales de la persona dificultan o incluso imposibilitan acudir de manera presencial a la consulta del profesional, la atención online se presenta como una alternativa útil y valiosa.
Si bien es cierto que puede haber cierto escepticismo sobre su utilidad, la experiencia confirma que puede ser igual de válida que una consulta presencial. Decidirse por una modalidad online no supone tener todas las consultas por esta vía, sino que se puede combinar o alternar con las sesiones presenciales.
Lo que se ha hecho siempre mantiene su valor, y a éste le añadimos las nuevas maneras que vamos descubriendo para adaptarnos. Podemos combinar ambas cosas, podemos personalizar el trato con cada paciente dependiendo de las circunstancias.
La atención online también es una opción para sanar: permitámosla
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