Una vez dejadas atrás las fiestas navideñas, empieza lo que comúnmente denominamos ‘cuesta de enero’. Es ese periodo marcado por la vuelta a la rutina (de trabajo, alimenticia, etc), y la necesidad de hacer frente a los gastos realizados en las recién acabadas fiestas. A todo ello se une la consolidación del invierno y, por consiguiente, un empeoramiento de la climatología, y el propio paso del tiempo, que pesa más cuanta más edad acumulamos… Por eso, lo habitual es que en estas épocas nos sintamos más deprimidos, ansiosos, vulnerables… De hecho, diversos estudios hablan de que en enero las consultas a profesionales de la salud mental aumentan entre un 30% y un 40%.

¿Qué podemos hacer para gestionar ese estado mental que en algunas personas llega a producir apatía, tristeza o insomnio? En primer lugar, normalizar un momento emocional que es puntual y transitorio. Que, como sucede a la vuelta de las vacaciones de verano, todo vuelve a su ser conforme vayamos retomando el ritmo de nuestras vidas.

En lo que tiene que ver con la economía familiar, conviene planificar las compras de forma adecuada. En las siempre peligrosas rebajas de enero debemos evitar comprar innecesariamente: confeccionar un presupuesto y una lista de artículos que realmente necesitamos nos será de gran ayuda.

Es buen momento para plantearnos nuevos objetivos. Pero no aquellos que sabemos a ciencia cierta que van a quedar en el fondo de un cajón: deben ser realistas, metas concretas. Es decir, los propósitos deben comenzar por la forma verbal ‘quiero’, ‘necesito’, ‘deseo’, etc. y no por el ‘tengo que’ o ‘debería’.

Una de estas buenas intenciones debería ser la de mejorar nuestro aspecto físico. Es muy habitual que durante las vacaciones de Navidad descuidemos nuestra línea y ganemos unos cuantos kilos, lo que puede ser un motivo de desazón una vez dejado atrás este periodo. Por eso debemos articular un plan de ejercicio físico, pero sin dejarnos llevar por la ansiedad.

El paso del tiempo, que cada vez se nos antoja más veloz, es un motivo añadido para la pesadumbre. Contra esto, sólo cabe adoptar una mentalidad más positiva y realista. El tiempo pasa para todos, y es ley de naturaleza. Aún hay tiempo para marcarse metas y objetivos. Hemos de luchar por ellos.

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