El encuentro entre Melvin y Carol

En la película Mejor Imposible, Jack Nicholson hace de Melvin, y Melvin sufre de un trastorno obsesivo-compulsivo grave. Helen Hunt hace de Carol, y Carol está harta de Melvin.

Según se sientan a cenar, él hiere los sentimientos de ella, y ella se levanta. Él le pide por favor que se siente, y se disculpa. Ella le dice:

– “Dime un cumplido. Uno solo. Y siéntelo”.

Él tamborilea con los dedos en la mesa y mira a su alrededor. Se frota la sien.

“¿Podemos pedir antes?”

Ella asiente, piden dos cenas a base de cangrejo y cerveza helada (con patatas fritas), y él le habla de su psiquiatra. Resulta que para su “dolencia” existen pastillas, pero solo funcionan en un 50% de los casos, así que nunca las había tomado.

¿Por qué ahora sí?

Porque la conoció a ella.

Helen enarca las cejas y le pide que se explique. Él la mira y respira hondo.

– “Tú me haces querer ser mejor persona”.

Máscaras de la obsesión

La obsesión, la repetición, la neurosis, la paranoia; todas provocan sufrimiento, y todas resultan ser intrincados sets de teatro. Máscaras, escenarios, diseños de producción conseguidísimos… incluso con equipos de maquillaje y peluquería.

Las emociones no son todas básicas o primigenias; muchas de ellas existen por y para otras. Son como las rémoras que acompañan a un inmenso tiburón blanco, uno muy peligroso. ¿A quién prefieres prestar atención o enfrentarte?, ¿a los que nadan a su lado, o a la bestia que las guía?

Muchos piensan que la rabia o la frustración, tan visibles y escandalosas, son todo lo que hay. Existen por sí mismas, son el tiburón blanco (o más bien rojo). Con la obsesión pasa igual; la persona es obsesiva, y punto. Cierra la puerta seis veces antes de acostarse porque es muy maniática, porque algo no encaja bien en su cerebro. Repite las cosas, se niega a tocar nada, se aparta de ti porque no funciona bien su percepción de la realidad, porque tiene un TOC. Ya está. Veamos el TOC, tratemos el TOC.

La necesidad de control y la vulnerabilidad

¿Y si la obsesión es un brillante actor de teatro?

Solo por curiosidad, aceptemos la premisa de que el TOC es una máscara, y que, por tanto, esconde algo. Si yo necesito controlarlo todo, y el efecto debe tener su causa, puede ser que yo, en cierto punto del pasado, no pude controlar nada. Si el mundo es una constante agresión, o un constante peligro, no es que yo me lo invente, es que lo he visto y aprendido. Yo fui infinitamente vulnerable una vez, y se me pagó con hostilidad; ¿No sería una brillante estrategia que yo me protegiera a partir de ese momento?

Trato de controlarlo todo porque una vez no pude, y eso me dio muchísimo miedo. Yo fui un pobre indefenso una vez, y las personas que debieron cuidarme no lo hicieron (no supieron o no pudieron); y la angustia que eso me produjo catapultó mi aprendizaje: “No quiero sentirme indefenso nunca más”. La idea de que ese episodio se repita es inconcebible, el pánico que me produce me obliga a actuar. No me toques, no me transmitas gérmenes, no me agredas. Por favor, una distancia prudencial. Llevaré yo mis propios cubiertos, gracias. No sé si has limpiado esto bien, y obviamente voy a desconfiar de ti. La última vez que confié, me hicieron tanto daño que casi me muero de miedo.

En realidad, me muero de miedo todos los días, y por eso cierro la puerta de casa siete veces. También enciendo y apago las luces siete veces, porque eso significa una rutina y un poder; yo puedo, yo puedo controlar esto, yo soy capaz de controlar mi ambiente. Aquí, con mis luces y mis cerrojos y mi aislamiento, estoy seguro.

El protagonista de Mejor Imposible no soporta al 99% de las personas con las que se cruza. No se fía de ellas, así que las trata mal antes de que ellas puedan tratarle mal a él.

Y de pronto… conoce a alguien. Y de pronto las cosas se tambalean. Quizá con ella… quizá ella no me agreda.

– “Tú me haces querer ser mejor persona”.

La terapia funciona un poco como Carol para Melvin; tú me miras, me escuchas, no me juzgas y no me agredes. Yo, capa por capa, me voy abriendo a la posibilidad de ser vulnerable. Mi enfado, mi rabia, mi frustración, mi obsesión, mi paranoia; me las voy quitando poco a poco, pieza por pieza, y te enseño el miedo y la tristeza que hay detrás. Han hecho un buen trabajo, estos “personajes” que hice míos. Me adapté gracias a ellos, aprendí a moverme por el mundo que yo creía ver.

Ahora… quizá ya no los necesite.

 

 

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